Albacete ha sabido conservar sus señas de identidad

17/09/2021

De orígenes inciertos bajo el dominio andalusí entre los s. IX-XIII, Albacete es hoy una urbe moderna, con grandes espacios para el viandante y amplias zonas verdes. Capital económica y judicial de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha de la que forma parte (1982). Y descrita por Azorín como el “Nueva York de La Mancha”. Reúne en su centro histórico valores patrimoniales singulares y sobresalientes dignos de ser conocidos y visitados. 

El TAU Cerámica Albacete Challenger arriba a Albacete cuando el verano da paso al otoño y justo después de que la ciudad haya celebrado, de una forma un tanto particular debido a la pandemia, su tradicional y secular Feria de Septiembre. Secular porque en 2010, se conmemoró su tercer centenario, ya que el ‘privilegio real’ de su organización anual le fue otorgada a la entonces Villa por Felipe V, en marzo de 1710, en agradecimiento por haberle apoyado durante la Guerra de Sucesión.

Una Feria Franca Anual, declarada de Interés Turístico Internacional en 2008. Y que ha pasado, en trescientos años, de servir como sustento a los frailes del convento franciscano instalado en Los Llanos a costa de las limosnas que arrancaban a los comerciantes que “vinieren a vender en ella sus mercancías” (s. XVIII), a mercado ganadero y, de ahí, a su versión lúdica y de promoción turística (s. XX), que es la que conocemos y disfrutamos actualmente. 

Diez días, del 7 al 17 de septiembre, plenos de festejos y cultura popular, gastronomía local, pasillos toreros y corridas de toros.

Una plaza de toros “excelente”

Así, el ‘coso de la calle de la Feria’ o ‘La Chata’, como es conocida popularmente la plaza de toros albacetense, es el epicentro de la ‘fiesta taurina’ y lo será, también, de la ‘fiesta del pádel profesional. Porque, en su ruedo, quedará instalada la pista central del Albacete Challenger, del 26 de septiembre al 3 de octubre.

Esta plaza se inauguró el 9 de septiembre de 1917 y constituye el antecedente de la Monumental de Las Ventas de Madrid, construidas ambas por el mismo arquitecto, el albaceteño Julio Carrilero. Tanto si eres aficionado/a a los toros como si no, a singularidad del edificio bien merece una visita por sus arcos apuntados y sus alfizes o recuadros de los arcos árabes.

Los detalles noemudéjares de “una de las más excelentes plazas de España”, como la calificó José María de Cossio en su tratado taurino ‘El Cossío’, nos recuerdan el origen musulmán de Albacete. 

Etimilógicamente, la palabra Albacete proviene de ‘Al-Basit’ que en árabe significa ‘el llano’ o ‘la llanura’, en alusión al carácter planiforme de su orografía. 

Conquistada por los cristianos a principios del s. XIII, es hoy en día una ciudad ciudad comercial e industrial. Una capital moderna, con grandes espacios para el viandante y amplias zonas verdes.

El pulmón verde de la ciudad

Entre ellas, destacar los 120.000 metros cuadrados de “el Parque ” o lo que es lo mismo del Parque Abelardo Sánchez. Construido en la segunda década del s. XX, con un coste de 31.788,68 de las antiguas pesetas y que ahora rodeado de ciudad es el verdadero pulmón verde de la misma. En él, cientos de acacias, plátanos, cerezos, parterres y rosaledas. Discretos rincones testigos de amores eternos, de despertares a la vida, de Cervantes y de Azorín, y de Museo Provincial o Museo Arqueológico de Albacete. 

Construido a finales de los años sesenta y rehabilitado recientemente, es un edificio de arquitectura orgánica, perfectamente integrado en la naturaleza que lo rodea. De la misma manera, y en su interior, conviven en perfecta armonía lápidas y mosaicos romanos con figuras iberas y esculturas del Cerro de los Santos, el santuario ibérico por excelencia, y utensilios de yacimientos locales del paleolítico. 

Y dejando de lado la arqueología y en el mismo área museística nos damos de bruces con la obra del pintor albacetense por excelencia, Benjamín Palencia. Una colección de cien obras donadas a Albacete por el paisajista surrealista, que conforman una muestra digna de las mejores pinacotecas del mundo. 

El Teatro-Circo

Pero el Provincial no es el único de su sobresaliente patrimonio museístico. Cabe, también, destacar el emblemático Museo de la Cuchillería, en una ciudad que cuenta con un sector cuchillero, artesano e industrial, reconocido internacionalmente y al que dedicaremos nuestro próximo artículo. 

E igual de destacable, el Teatro-Circo, declarado Bien de Interés Cultural y sede del Festival Internacional de Cine de Albacete Abycine. 

El edificio se divide en patio de butacas, sala y anfiteatro. Fue construido por los propios vecinos a cambio de algunas concesiones por parte del Ayuntamiento, utilizando la tipología europea de teatros-circo de la segunda mitad del s. XIX. Cubierta y pilastras de hierro, que rematan en capiteles nazarígranadinos y arcos decorados con relieves neomudéjares. Inaugurado el 7 de septiembre de 1887, distintos avatares y reformas, la última en 2002, lo han conservado hasta la actualidad con sus características intactas, convirtiéndolo en un edificio único en el mundo digno de ser disfrutado. 

El Museo del Niño

Por su parte, el Museo del Niño y Centro de Documentación Histórica de la Escuela es un espacio museístico-pedagógico que muestra en sus salas la historia de la educación y la infancia, en general y de Castilla-La Mancha, en particular. 

Muestra a las nuevas generaciones lo que un día fueron la escuela, los juegos y el ajuar infantil de sus padres y abuelos. En sus salas, ‘La Escuela’, ‘El Recreo’, ‘El rey de la casa’, ‘El mundo de los sueños’ y ‘Los niños de la calle’, el visitante se reencuentra, de algún modo, con objetos que alguna vez formaron parte de su vida.

Surgió de una iniciativa del profesor Juan Peralta. Es un espacio abierto a todas las manifestaciones de la cultura material de la infancia y la adolescencia. Pero, sobre todo, es un centro museístico “de y para los sentidos”. Cuenta con un centro documental de más de 20.000 escritos catalogados y clasificados, y con una revista anual de investigación. 

Convertidos en bibliotecas municipales

Más de 15.000 libros guarda en su interior la segunda mayor biblioteca de Castilla-La Mancha, la albacetense de los Depósitos del Sol. Un hermoso edificio, antiguos depósitos de agua de la plaza del Sol rehabilitados, inaugurado el 23 de abril de 2001. 

Los depósitos, un cilindro de 13 metros de altura, dos pisos y cuerpo principal, al que se le ha adosado una escalera de caracol utilizada, en su origen, para el control del agua y ahora de la cultura, así como una torre de 34 metros de altura que alberga un mirador.

La decoración modernista del primer cuarto de s. XX se centra en la cornisa y en la linterna que remata el edificio, imitando decoración floral. 

Otro claro ejemplo de la apuesta de Albacete por conservar sus señas de identidad y recobrar espacios para uso de la cultura es la Posada del Rosario (s. XV), también, convertida en biblioteca municipal. 

Prototipo puro de la arquitectura popular, son evidentes en él los detalles góticos, mudéjares y renacentistas. Edificio de dos plantas con un patio con ocho columnas, que forman un pequeño claustro. Cuenta con un pequeño claustro compuesto por ocho columnas y, por encima de éstas, en el cuerpo superior, una galería con pilares y zapatas de madera y arcos propios de la época de los Reyes Católicos.

En la fachada principal, se encuentra un arco de medio punto que es el principal acceso a la posada, antigua residencia de algún hidalgo local. Mientras, en uno de sus laterales cuenta con la portada de la Casa de los Picos procedente de otra vivienda notable de la ciudad y que se ha integrado en el edificio. 

Pasaje Lodares, icono albacetense

Y, para finalizar, muy cerquita de la Posada del Rosario, tal vez la obra más singular, llamativa y conocida de la ciudad, el Pasaje Lodares. 

Un auténtico monumento arquitectónico modernista de principios del s. XX donde los haya y de los muchos con los que cuenta la ciudad. Mandada construir por Gabriel Lodares (hombre adinerado y alcalde de Albacete) a imagen y semejanza de las galerías italianas, une las calles Mayor y Tinte desde 1925 que fuera proyectado por el arquitecto valenciano Ferrando Castell, creando una galería comercial y residencial al mismo tiempo. 

Para su construcción se utilizó hierro y vidrio que soportan columnas renacentistas, con adornos evocadores neobarrocos y modernistas, que nos trasladan al mundo del comercio, la industria y la prosperidad. 

Tiene dos fachadas, las cuales varían en proporciones. La fachada de la calle Tinte comprende una superficie más amplia y monumental, mientras la fachada de la calle Mayor es más modesta, debido a que el propietario de la casa situada a su izquierda no accedió finalmente a un su venta. 

Miradores trípticos sobres modillones de gran tamaño asentados en columnas, ocupan la parte central de las tres plantas de viviendas. La entreplanta, con fines comerciales, está formada por un corredor de arcos entre parejas de columnas de la planta baja. 

El Pasaje de Lodares junto el Pasaje Gutiérrez de Valladolid y el Pasaje Ciclón de Zaragoza constituyen los tres únicos ejemplos que quedan en España de este tipo de galerías. 

Sin duda, uno de los ‘corredores’ más bonitos de España, icono de Albacete.

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