Veintiún años tenía Marcello Paiva Jardim cuando, siendo estudiante de Derecho e impartiendo clases de tenis, empezó a jugar a un deporte llamado pádel que en 1994 aún estaba “por inventarse”. Pero se le daba bien y, aunque tubo que trabajar mucho su defensa, entre los años 1997 y 2002, iba a ser cinco veces campeón brasileño.
En 2003, superadas las trabas burocráticas, el problema del idioma y los miedos de apostar por una especialidad deportiva de la que no se sabía si se podría vivir, decidía cruzar el Atlántico y venirse a España para disputar el, por aquel entonces, Padel Pro Tour ‘ascendiente’ del World Padel Tour actual.
Pronto, entre 2004 y 2006, se situaba entre las 4 mejores parejas del mundo y, hasta el 2011, dentro de las 8 más destacadas. Habiendo ganado 5 torneos del circuito profesional en esos años, en 2016, llegaba a jugar junto a Luciano Capra el Master Final, en el que protagonizaba uno de los mejores puntos de la historia del pádel ante Miguel Lamperti & Juani Mieres.
En 2021 y ya con 48 años en sus piernas y 18 como profesional del pádel, aún mantiene vivo su “gen competitivo”. Y lo hace gracias jóvenes jugadores como Víctor Mena y Antonio Sánchez, a quienes Jardim duplica y triplica en edad, respectivamente, con los que ha disputado disputado los Challenger de Lerma y Calanda esta pasada temporada.
La ilusión de crecer y mejorar en el pádel y en el circuito World Padel Tour de estas promesas del deporte de la pala hacen que el veterano jugador carioca se mantenga física y psicológicamente en perfecto estado. “Cada vez me resulta más difícil mantenerme, pero me lo tomo con un reto”, asegura.
Aunque su verdadero reto para 2022, será recuperarse de una rotura de menisco que la apartaba del 20×10 el pasado octubre de este pasado 2021 y seguir “dando guerra”. “Estuve a punto de colgar la pala como profesional, pero pensé que, estando lesionado, no era la mejor manera de decir adiós al pádel, así que continuaré en activo” -añade Marcello Jardim- “Y espero poder jugar los Challenger, han mejorado mucho en su organización y, por cierto, son un perfecto campo de pruebas para que los jóvenes empiecen a tomar contacto con el circuito profesional y en los que van a crecer al ganar mucha experiencia”. 