Entre los principales monumentos religiosos de Torrent, bien vale una visita la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, que forma parte de la ciudad desde la conquista cristiana en 1238. Es uno de los bienes más conocidos y valorados por los vecinos. Su campana resuena en toda la ciudad y son notables sus puertas de la Huerta y de la Asunción, su altar mayor, coro y museo. Pero también cabe destacar la iglesia de San Luis Bertrán, el monasterio de la Immaculada Concepción y la ermita de San Vicente Ferrer del Mas del Jutge.
Delante de la iglesia de la Asunción, se encuentra la cruz de término de Pere Mora (s. XVI), una de las cuatro que se erigen en tiempos de la reconquista del reino por Jaime I, para delimitar el municipio y que se correspondían con los cuatro puntos cardinales. Pero, sin duda, la de Pere Mora, es la más representativa, porque es de las pocas cruces de término que, siendo de estilo renacentista, se asienta en una base triangular. Sobre un capitel se aposenta la cruz, que en un lado presenta a Cristo crucificado y en el otro a la Virgen. Estuvo situada a la entrada de la localidad por el camino de Picanya y, en 1939, es restaurada y reconstruida en su emplazamiento actual.
De los monumentos civiles despunta, sin duda, la imponente Torre del Castillo, ubicada en la plaza mayor torrentí y de origen incierto. Aún no se sabe si romano o musulmán, porque la fábrica de mortero aparenta ser árabe, pero los fundamentos pueden ser romanos o anteriores.
La torre en sí fue la edificación principal de la antigua fortaleza defensiva musulmana frente la constante amenaza de los reinos cristianos. De muros exteriores de gran espesor, tiene planta cuadrada y forma prismática levemente truncada. Cuenta con cinco plantas, abovedadas y compartimentadas formando diversas dependencias. Dos de los niveles han sido habilitados como salas de exposiciones.
De los cuatro ángulos de su terraza superior, sobresalen las almenas con la cruz de la Orden del Hospital y la figura del murciélago. A mediados del siglo XIV, serán los caballeros hospitalarios quienes reforzarán la torre con un foso que mantenía alejadas las máquinas de asalto castellanas, y construirán una muralla que delimitaba y protegía a la población.
En el siglo XV y rodeada por una población en continuo crecimiento, el foso cae en un progresivo abandono hasta su desaparición. Ya en época contemporánea, la torre ha tenido funciones carcelarias, además de ser sede de juzgados hasta la aprobación del plan para su rehabilitación y posterior musealización.
A las afueras de Torrent, merece la pena visitar la casa, capilla y jardín de l’Hort o Huerto de Trénor, un conjunto arquitectónico de propiedad pública y extraordinario valor al haberse convertido el huerto en un botánico.
Tiene sus orígenes en una antigua ermita, sobre cuyos restos, San Juan de Ribera autoriza, en 1596, la fundación de un convento de religiosos franciscanos, del cual sólo se conservan algunos restos junto al huerto. Ya en el s. XIX y tras la desamortización de Mendizábal de 1836, el convento pasa a manos del Estado y, parte de los terrenos, a ser propiedad del conde de Montesinos en pública subasta.
Con el paso del tiempo, las dependencias del convento se dedican a casa de beneficencia, cuartel de la Guardia Civil, escuelas y demás, hasta que en 1889 se instalan en él los terciarios capuchinos. Y años después, los terrenos son adquiridos por la familia Trénor, de la cual coge el nombre el huerto. Y, en 1982, los propietarios ceden su uso como jardín público al Ayuntamiento de Torrent.
También cuanta cuenta con un gran valor arquitectónico, histórico y artístico, el chalé Giner-Cortina, hoy en ruinas y en estado de abandono tras sufrir un incendio en 2006. Enmarcado dentro del modernismo valenciano tardío, es una edificación de 1918, de estilo palaciego con inspiración neonazarí y neomudéjar. Un proyecto del arquitecto modernista valenciano más relevante y original, José María Manuel Cortina, realizado para su hermana Elvira María Salomé Cortina y su cuñado José Giner Viguer, cuando para las familias acaudaladas de la época la localidad torrentí tenía un gran atractivo.
A pesar de su deterioro, los estudiosos destacan la calidad y detalle de sus elementos decorativos, como las yeserías y los azulejos, de estilo neoárabe y procedentes de la reconocida fábrica valenciana Justo Vilar e Hijos y cuyo diseño se basa en edificios tan icónicos como la Alhambra de Granada o el Real Alcázar de Sevilla. Así como las verjas, diseño del propio arquitecto que combinan motivos medievales y modernistas.
Y, por supuesto, merece la pena vistar los acueductos de los Arquets de Dalt y los Arquets de Baix, de época árabe (s. XIII), recientemente restaurados, y el poblado y cementerio mudéjares de la Carrasquera.
Pero que cada quien elija qué ver y qué probar, pero que se acerque hasta la capital de la Huerta Oeste valenciana, para vivir en directo el mejor espectáculo de pádel del momento. Los interesados e interesadas, podéis adquirir vuestras entradas en nuestra web. ¡Nos vemos en Torrent!