Contada la prehistoria de la localidad menorquina que acoge, del 1-4 de diciembre, el primer Challenger Final en la historia de World Padel Tour, vamos con la antigüedad más reciente. En uno de los documentos primordiales para conocer la historia medieval de Menorca, el ‘Pariatge’ de 1301, se hace mención expresa por primera vez al pueblo de Alaior. Es, en este escrito, en el que se recoge la primera organización económica, administrativa y eclesiástica de Menorca, y donde se hace referencia a la existencia de la parroquia de Santa Eulàlia.
Pero no será hasta 1304, cuando se hace efectiva la compra, ordenada en 1832 por el rey Jaume II de Mallorca, de la antigua alquería islámica de Ihalor, de donde deriva el nombre actual de la localidad alayorense. Y el primer gobierno municipal del pueblo se encuentra documentado en el año 1398. Pero se configurará con la forma que tendrá hasta el siglo XIX, en 1439, con la sentencia arbitral del gobernador de Mallorca Galcerán de Requesens y Santacoloma.
Entre tanto y durante el s. XIV, el pueblo de Alaior se fue desarrollando alrededor de la colina donde se levantó la iglesia de Santa Eulàlia. La economía del municipio se basaba en el cultivo del trigo, la viña, los regadíos en los barrancos y la ganadería.
Los siglos XV y XVI están marcados por las incursiones de piratas bereberes del norte de África en toda la isla, con especial repercusión en las poblaciones costeras (Maó fue saqueada en 1535 y Ciutadella en 1558). Estos ataques también afectaron a Alaior y, durante el s. XVI, se fortificó la torre de Santa Eulàlia, al mismo tiempo que se formaron compañías de hombres armados para la defensa del municipio.
Durante el s. XVII, se fundó el convento de Sant Diego de los frailes franciscanos. En 1644, en un ataque de los piratas berberiscos, moría el entonces alcalde de Alaior Miquel Barçola Cardona. Y el estandarte que llevaba el regidor en este combate acabó convirtiéndose en la bandera del pueblo o ‘bandera d’en Barçola’, formada por ocho fajas horizontales alternas de colores amarillo y azul-verdoso, y cruzada por dos fajas diagonales de color ocre-amarillo.
Pero, en 1651, cambió radicalmente el sistema administrativo de la isla, ya que Ciutadella dejó de ser el núcleo central de gobierno y el resto de jefaturas municipales de la isla adquirieron un carácter independiente. Es así como la institución de gobierno local de Alaior pasó a tener potestad, entre otras cuestiones, para recaudar sus propios impuestos.
Alaior era, por aquel entonces, una sociedad estamental típica del Antiguo Régimen, dividida en brazos o estamentos: los militares, el clero y el tercer estado. Este tercer estamento lo conformaban los ciudadanos, los burgueses, los payeses y los menestrales o artesanos de cualquier oficio mecánico medieval. La actividad textil era importante en el pueblo, dada la existencia de los gremios de peleteros, tejedores y sastres.
Las dominaciones del s. XVIII de Menorca ejercidas por ingleses, franceses y españoles no supusieron un cambio substancial en el gobierno del municipio, pero la institución local se vio obligada a aportar dinero, materiales y mano de obra para la construcción de cuarteles militares para las tropas y del camí d’en Kane. Un camino de caballos que atravesaba Menorca de Ciutadella a Maó y que hoy es, desde Es Mercadal a Maó, una ruta paisajística. Se construyó durante la ocupación británica y mientras Richard Kane fue gobernador de la isla. Se hizo como la alternativa más cómoda y rápida para cruzarla sin tener que pasar por medio de los municipios, donde las tropas inglesas eran silbadas por los ciudadanos locales, que les veían como dominadores herejes.
El s. XIX supuso el retorno de la corona española a la isla. La desamortización de bienes eclesiásticos de 1835 tuvo sus efectos en Alaior, con la incorporación del convento de Sant Diego al patrimonio estatal. Con el tiempo, este edificio se convertiría en un alojamiento o caserna militar y, posteriormente, en viviendas particulares, conocidas como el Pati de sa Lluna. Y en 1836, se constituía el Ayuntamiento de Alaior, tal y como lo conocemos en la actualidad.
También marcó el inicio de la industrialización del pueblo. Una de las industrias más destacadas es la del calzado, que tuvo una gran expansión durante el s. XIX, llegando a registrar veintidós fabricantes en 1890. Crecimiento truncado por el final de la Guerra de Cuba (1898) y que dio paso a una recesión muy importante en el sector. Sin embargo, durante el s. XX se fue recuperando, y se crearon nuevos talleres y posteriores fábricas de zapatos.
En 1908, se puso en marcha la central eléctrica que abastece de energía eléctrica al pueblo. Entre 1910 y 1925, y en un momento en el que la fabricación de calzado atravesaba serias dificultades, se inició la fabricación de bolsas de malla de plata y de bisagras. Esta última industria metalúrgica conoció una gran expansión entre el final de la Guerra Civil y la década de los ochenta, y ha llegado con pujanza hasta nuestros días.
La ‘guerra de España’ marcaría un período de aislamiento de Menorca al quedar dentro del bando republicano. Posteriormente, la dictadura supondría que el gobierno municipal de Alaior estuviera controlado por las autoridades franquistas.
Ya, a partir de los años 50, el pueblo vivió un auge económico con la industrialización de la producción de diversos productos como el calzado artesano, la bisutería y el queso. También comenzó el desarrollo de la industria turística del municipio. Durante los sesenta, se construyeron las primeras urbanizaciones en los arenales de la costa sur del municipio, en cala en Porter y Son Bou. Esto provocaría la llegada de población foránea para trabajar en el turismo y en la construcción. Mientras, el sector agrario iría perdiendo mano de obra que fue compensada con la mecanización de las explotaciones agrarias.
Destacar en esta época, la creación de diversas cooperativas que han tenido continuidad en el tiempo. En 1953, los zapateros fundaron la de San Crispín que hacía frente a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes a todos los socios; en 1966, se creaba la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga); en 1958, los payeses constituían la Cooperativa de Sant Llorenç; y en 1966, se organizaba la de Sant Josep, con la finalidad de apoyar a los y las alayorenses en la construcción de su casa.
Hoy en día, Alaior es el tercer municipio de la isla por volumen de población con unos 9.600 habitantes que viven, principalmente, de los sectores industrial y de servicios turísticos. En lo industrial, destacan las empresas de fabricación de zapatos, y de productos lácteos y quesos artesanos con Denominación de Origen Mahón-Menorca. Pero el turismo es lo que de vida a la economía de esta localidad que, curiosamente, no tiene salida propia al mar por la franja de tramontana, pero sí por la zona de mediodía, donde, entre otras, están las playas de Son Bou, el más largo arenal de todo el perímetro de costa menorquina.