Alicante, una ciudad que siempre sorprende a quienes la visitan

27/04/2023
La ciudad mediterránea y capital de la Costa Blanca siempre resulta atractiva para los visitantes, por su clima y su luz, por su historia, cultura y estilo de vida, por la amabilidad y alegría de sus moradores, pero, del 29 de abril y hasta el 7 de mayo, también por acoger el TAU Cerámica Alicante Open 500 y ofrecer el mejor pádel mundial del momento.

Alicante, la capital de la Costa Blanca, es una ciudad mediterránea de aguas mansas, con un clima y una luz envidiables. Con más de dos mil años de historia, no es de extrañar que íberos, cartagineses, romanos y demás pueblos históricos la echaran el ojo. Y tampoco es de extrañar que World Padel Tour retorne en 2023 a “la millor terreta del món” y lo haga, en esta ocasión, con su nuevo formato Open 500.

El TAU Cerámica Alicante Open 500 se disputa del 29 de abril y hasta el 7 de mayo para regocijo de los amables, hospitalarios y alegres «muchachos y muchachas de Alicante”, que es como comúnmente se conoce a quienes nacen y viven en la ciudad alicantina. Y, también, para deleite de los aficionados y aficionadas al pádel que como tú os acerquéis a la ciudad, por unos días, para disfrutar del pádel al más alto nivel, y descubrir su historia, cultura y estilo de vida.

Y es que una visita a la ciudad de Alicante es una experiencia única, porque es una ciudad cómoda y que se deja caminar. Entre los lugares que no te puedes perder: la playa del Postiguet, el castillo de Santa Bárbara, la concatedral de San Nicolás, el Ayuntamiento, la basílica de Santa María, el Mercado Central y la isla de Tabarca

Para empezar el día, puedes darte un baño en la playa del Postiguet. De arena fina y dorada, es una de las playas más queridas por los alicantinos. No en vano, una de sus canciones populares la tiene como protagonista: “la manta al coll i el cabasset, mon anirem al Postiguet”.

O como alternativa, puedes pasear, trotar o pedalear, desde la plaza Puerta del Mar y a lo largo de los 800 metros de longitud del arenal, por el paseo marítimo de Gómiz que la acompaña. En tu recorrido, te llamará particularmente la atención las numerosas palmeras que lo salpican y, sobre todo, la curiosa disposición de las losas del suelo que le dan un efecto en tres dimensiones. 

Desde Postiguet contemplarás, en lo alto del monte, el castillo de Santa Bárbara y la famosa Cara del Moro, una caprichosa formación rocosa, situada debajo de las murallas, que parece realmente el rostro de una persona. De hecho, según una leyenda popular, es la cara de un príncipe moro que no quiso que su hija tuviese amores con un cristiano y que, después de ahorcar al chico, no pudo impedir que la muchacha se precipitara al vacío enloquecida ni que él cayera tras ella.

El recinto fortificado medieval se encuentra a 166 metros de altura, en la cima del monte Benacantil y lindante con el mar, lo que le confería un enorme valor estratégico. Domina la fachada urbana de Alicante y constituye su imagen más característica. Para acceder a la fortaleza, microbús o taxi, aunque lo más recomendable es subir a pie.

El castillo está dividido en tres recintos a diferentes alturas y de 3 épocas distintas. En el más alto (s. XIV), se encuentran la Torre del Homenaje ‘La Torreta’ y los restos más antiguos. En el intermedio (s. XVI), se ubican dependencias destacadas como el Salón de Felipe II, el Cuerpo de Guardia, el Patio de Armas y el Baluarte de la Reina. Y en inferior (s. XVIII), el denominado Revellín del Bon Repós (actual aparcamiento). En su interior, encontrarás el Museo de la Ciudad de Alicante (MUSA) y un impresionante aljibe renacentista. 

Sin embargo, el mayor atractivo de una de las más grandes fortalezas medievales de España, no está sus piedras, sino en sus vistas. Desde ella, se divisa toda la bahía, la isla de Tabarca y el cabo de Santa Pola. 

Visitado el castillo y disfrutado de las vistas panorámicas, adéntrate en el casco antiguo, conocido como ‘El Barrio’. Se extiende alrededor de la concatedral de San Nicolás. Y, dicen los lugareños, que adquiere su mayor encanto por la noche, cuando sus calles y plazas se llenan de gente para disfrutar de sus bares y mesones en los que degustar los ricos platos de la gastronomía alicantina.

Los alicantinos, como es natural, están muy orgullosos de su concatedral de San Nicolás, patrón de la ciudad. Llama la atención su austera fachada de estilo herreriano (la obra se inició en 1.600) y cómo está integrada en el barrio. Sin embargo, en su interior encontrarás una decoración elegante, con la nave central coronada por una cúpula azul de 45 metros de altura. Y debajo de la cúpula, la capilla de la Comunión, considerada uno de los más bellos ejemplos del barroco español.

De vuelta en el exterior, todo resulta muy cercano. Calles como San Isidro, San Pascual, Labradores y Cienfuegos, y plazas como la de Abad Penalva, San Cristóbal, Santísima Faz y Quijano, son algunos de los lugares a visitar. Sin olvidar, por supuesto, la plaza del Ayuntamiento dónde se ubican el consistorio o la plaza de Santa María con basílica de Santa María, y el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), así como otros de interés para todas las edades como el de Aguas, el de Belenes o el de Bellas Artes Gravina (MUBAG). 

El Ayuntamiento es un edificio barroco del s. XVIII. Una sorprendente construcción que llama la atención por las columnas salomónicas de su fachada. Si bien su gran atracción es una pequeña placa que verás al pie de la escalera principal. Es ‘la cota cero’, el punto a partir del cual se calcula la altura sobre el nivel del mar de las distintas poblaciones españolas. Fue en 1871, cuando se decidió tomar el nivel del mar en Alicante como referencia para medir la altitud en el resto de España.

La basílica de Santa María es la edificación religiosa más antigua de la ciudad y data del s. XIV. Se levantó sobre los restos de la mezquita mayor islámica de Alicante. Formada por una sola nave y sin crucero, sufrió un incendio durante el s. XV y fue reconstruida, de ahí que su fachada sea barroca y esté coronada por dos torres asimétricas construidas en los s. XIV y XVIII, respectivamente. Destaca, sobremanera, su portada con una imagen de la Virgen, realizada por el escultor Juan Bautista Borja. Y en su interior, el altar mayor rococó del s. XVIII, y las capillas del Bautismo, de la Inmaculada y de la Comunión. En la Sala Capitular, una enorme pila bautismal del s. XVI y un órgano barroco valenciano de 1653.

Tampoco hay que dejar pasar la oportunidad de recorrer a pie los barrios de San Roque y de Santa Cruz. Ubicados en las faldas del castillo, son, sin duda, los lugares más pintorescos y coloridos de la ciudad. Con sus casitas blancas con puertas y ventanas azules y patios llenos de flores, y su entramado de pequeñas callejuelas, conservan el ambiente de los pueblos del interior de la provincia. En ellos, a diferencia de lo que ocurre en otras barriadas, todos los vecinos se conocen y tú te desenvolverás como uno más.

Fuera del cogollo ‘del Barrio’, bien merece una visita el Mercado Central de Alicante, construido entre 1911 y 1912, con elementos de inspiración modernista. Objeto de uno de los bombardeos más sangrientos e indiscriminados de la Guerra Civil (25 de mayo de 1938 ) y en el que murieron más de 300 civiles, hoy es símbolo de la vitalidad de Alicante y todo un templo de la gastronomía. Destacan sus puestos de pescado y salazones, y es el lugar ideal para aprovisionarse de mojama de atún, hueva o pulpo seco, y también de turrón. Al lado, en el número 4 de la misma avenida, se halla Espí, famosa heladería con terracita, para tomarse al fresco un helado del afamado turrón de Xixona.

Por último y si el pádel te deja tiempo, te recomendamos visitar la isla de Tabarca, la única habitada de la Comunidad Valenciana y que dista once millas náuticas (20 kilómetros) de Alicante. La travesía en barco dura unos 50 minutos. Este antiguo refugio de piratas berberiscos, fortificado y repoblado por Carlos III, además de un valioso conjunto histórico (murallas, puertas, iglesia barroca y torre de vigilancia de 27 metros), posee playas y calas paradisíacas de aguas cristalinas, que son reserva marina y paraíso de quienes practican el esnórquel. Además, está el Museo Nueva Tabarca, en el antiguo edificio de la almadraba. El último barco zarpa de la isla a las 17:00 h.

Bueno, visto lo comentado, prepárate para conocer todos los encantos de Alicante. Esta ciudad siempre sorprende. Merece la pena descubrirla, callejearla y vivirla.

Fuentes: Ayuntamiento de Alicante, Turisme Comunitat Valenciana y Guía Repsol.

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