Pero como no todo va a ser pádel esta próxima semana, Alcañiz es un destino único e irrepetible para pasar un par de días. Un lugar que, sin duda, tienes que visitar si quieres conocer la esencia de la comarca del Bajo Aragón.
Alcañiz cuenta con una historia, una cultura, un patrimonio y una gastronomía que tienes que vivir.
Testigos mudos del devenir de la capital bajo aragonesa son el cerro de Pui Pinos y el río Guadalope que acogen a la ciudad desde hace siglos.
En lo alto del Pui Pinos, destaca el castillo de los Calatravos cuya historia va unida al acontecer del núcleo poblacional. Construido en el s. XII por los monjes guerreros de la Orden de Calatrava ha sido utilizado para diversos menesteres, desde castillo, palacio, cárcel, cuartel, hasta cementerio y residencia.
Reacondicionado como parador nacional por lo que al Palacio de los Comendadores se refiere (s. XVIII y estilo barroco), este Bien de Interés Cultural, es uno de los castillos más complejos de Aragón, debido a la organización mixta de ser al tiempo castillo y palacio.
Por un lado destacan sus grandes dimensiones y la mezcla de estilos arquitectónicos. Las construcciones medievales se localizan en la zona norte. La torre del homenaje, construida en estilo gótico, de planta cuadrada y cuatro alturas, con salas decoradas con pinturas del s. XIV. El claustro ojival, adosado al muro sur de la capilla, presenta restos de pinturas murales de carácter funerario de s. XIV y XV. Y la iglesia gótica, pero de portada románica.
También destaca la conocida como Torre de Lanuza y la capilla del castillo (s. XIII). De estilo románico y dedicada a María Magdalena, constituyó la primera parroquia de Alcañiz. Cuenta con una sola nave con cubierta en bóveda de cañón apuntada, con una portada románica, que presenta decoración en taqueado jaqués, una excepción en la comarca del Bajo Aragón.
Pero, además castillo de Alcañiz destaca por conservar una buena colección de pinturas murales góticas del s. XIV. Un importante conjunto de decoración de carácter narrativo histórico-caballeresco, con composiciones alegóricas de carácter religioso y profano, únicas en Aragón.