Para ‘Miguelito’ Lamperti, “los Challenger son unos torneos muy ricos”

01/07/2022
El carismático jugador de Bahía Blanca ganaba los Challenger de World Padel Tour de Getafe y de Mallorca junto a Jon Sanz, su actual pareja, y Eduardo Alonso, dos jóvenes jugadores que jugando muy buen pádel, como otros muchos, buscan en los ‘torneos naranja’ ganar partidos, confianza y experiencia, y escalar así posiciones en el ranking de un circuito profesional donde se está jugando cada vez a mayor nivel.

Tras su segunda victoria en una prueba Challenger 2022 en la pista central de la Rafa Nadal Academy by Movistar, nos quedó pendiente entrevistar a Miguel Enrique Lamperti, ‘Miguelito’ para unos y ‘Carisma’ para otros, aunque a él le gusta más que le llamen ‘Miguelito’. 

Pues bien, hoy resolvemos ese debe con una interviú en la que el jugador argentino de Bahía Blanca confiesa llevar en el alma el dedicarse, o al menos intentarlo, a la formación después de que deje de competir profesionalmente. 

Reconoce, que aún le quedan un par de años de lucha en el circuito profesional, pero que cuando ‘cuelgue la pala’, le gustaría, quién sabe si desde su propia academia, transmitir toda su experiencia y todos sus años de pádel a los jóvenes “fenómenos” que compiten hoy en día. Fenómenos como Eduardo Alonso o Jon ‘El zurdito’ Sanz, su actual pareja, y con los que ‘Miguelito’ ha vuelto a saborear las mieles del triunfo después de muchos años. Jugadores a los que, como un padre con sus hijos, ha tratado y trata de aportarles no sólo experiencia, sino también su forma de ver y vivir el pádel, su resilencia, su perseverancia y su humildad. Y que, sin duda, “tienen todo el potencial para llegar hasta dónde ellos quieran”, si bien ambos conseguían su primer triunfo World Padel Tour en los Challenger de Getafe (Sanz) y Mallorca (Edu), apadrinados por el ‘canoso’ Lamperti, por algo será.

‘Miguelito’ es un jugador muy querido fuera y dentro de la pista. No sabe el porqué, pero su conexión con la gente es evidentemente natural. Tal vez, por su juego, tal vez, por sus canas. Pero lo más probable es que se deba al desparpajo y la sencillez propia de un autodidacta de pádel, que en sus comienzos, sin profesor ni plan de entrenamiento alguno, se hizo jugador pasando un montón de horas en la pista “pegándole a la pelota y jugando contra todos”. “Desde que empecé, hubo un montón de personas que me ayudaron” y, creemos, que la mejor forma que ha encontrado ‘Miguelito’ de agradecérselo es dejándose la piel en la pista cada partido que juega, de ahí su comunión con el público.

En el mundo del pádel a Miguel Enrique Lamperti le conocen como ‘Carisma’ Lamperti, ¿que te hace tan atractivo, tan querido? ¿Tu personalidad? ¿Tu juego?

MIGUEL LAMPERTI (M. L.). Ser querido es relindo, es espectacular. Pero, el motivo no lo sé. Seguramente, algo tendrá que ver la forma de jugar y que la conexión con la gente sea natural. Porque, para que exista esa comunión, ésta ha de ser natural. También la gente de más edad, tal vez, puede sentirse identificada por las canas. La verdad es que no lo sé. En cualquier caso, lo más lindo es sentir el cariño de la gente en cada torneo.

En los últimos tiempos, han jugado y crecido junto a ti jugadores de la nueva generación como Coello, Yanguas, Sanz y Alonso, que ya brillan en sus carreras profesionales con nombre propio. ¿Qué crees que les has aportado? 

M. L. Para su corta edad, son unos fenómenos y, sin duda, van a estar brillando durante mucho tiempo entre los mejores.

Por mi parte, les he aportado mi experiencia; mi forma de ver y vivir el pádel; de intentar siempre en cada partido darlo todo; de entrenar día a día; que cuando se gana no eres un fenómeno y que cuando pierdes no eres un desastre; que siempre hay que ser humilde; y que tienen todo el potencial para llegar hasta dónde ellos quieran, que va a depender de ellos. 

Espero que les vaya muy bien y, seguramente, así será, porque lo tienen todo para estar bien arriba.

¿Con qué te quedas de cada uno de estos jóvenes jugadores? ¿Cómo has vivido los primeros títulos World Padel Tour del pamplonés Sanz y el valenciano Alonso en esta temporada Challenger 2022?

M. L. De cada uno de ellos, me llevo una experiencia y un montón de recuerdos. 

A ‘Miguelito’ (Yanguas), le tengo un aprecio especial, porque es casi como un hijo para mí. Y bueno, tal vez sea al que más castigo día a día, porque sé que su padre es espectacular, y me encantaría que triunfara y que le fuera bien mucho tiempo. Y para eso tiene que sacrificarse.

Edu Alonso es un niño increíble, con muchas ganas de aprender y de ganar. Recién acaba de empezar y creo que también le va a ir muy bien. Me he reído mucho con él y me parece un chaval espectacular.

El ‘zurdito’ (Sanz) lo tiene todo. Técnicamente es un espectáculo. Es uno de los jugadores más rápidos que he visto, y con el tiempo, la experiencia y los resultados conseguirá jugar al altísimo nivel que tiene.

Para mí, es muy lindo haber ganado sendos Challenger con Jon y con Edu, y espero poder aportarles un poquito más y poder ganar más torneos junto a ellos, al menos, para eso entrenamos todos los días.

Formación y experiencia, pero en tu caso, empezaste a jugar al pádel en 1990, con tan sólo 12 años, ¿cómo recuerdas tus inicios? ¿cuántas horas entrenabas?

M. L. Recuerdo que, cuando yo empecé a jugar a pádel con 12 años, yo venía del básquet y el pádel era furor en Argentina. Yo vivía en una ciudad chiquita y jugaba todo el día al pádel. Pero entrenar con profesor, nunca hasta que, en 2004, me fui a Brasil y ahí sí pude empezar a practicar con un entrenador e, igualmente, en 2007, cuando llegué a España. 

Cuando yo empezaba el pádel era más ‘autodidacta’. Yo pasaba un montón de horas en la pista, pegándole a la pelota y jugando contra todos. Me ayudaba un montón de gente, pero nunca tuve un plan como el actual de equis horas de entrenamiento y tan profesional. Antes el pádel era de otra manera, ‘más casera’ diría. 

Y es que la formación en pádel y en la vida es determinante en tu carrera profesional. En 1999, empezabas a competir como profesional y, en 2001, llegabas a España para trabajar como entrenador de pádel y acabaste fabricando palas junto a Emilio Forcher. Cuéntanos, ¿qué pasó?

M. L. Mi primer torneo lo jugué en 1995 en mi ciudad, en Bahía Blanca y, a partir del 96, empecé a viajar un poquito a Buenos Aires. En 1999, fui pareja número dos de Argentina y, en el 2001, pareja número uno de mi país. Luego, fui número uno en Brasil donde estuve 4 años viviendo hasta que, en 2005, perdí a mi mamá. Y, a partir del 2006, me vine para España. 

Y sí, en el 2001, me iba a venir a España. A finales del 2000, después de ganar un torneo en Argentina, un señor de Girona me ofreció un trabajo muy bueno, contrato y todo. Yo estaba estudiando también en mi ciudad, hablé con mis padres y decidí venirme para acá. En el último momento, esa persona desapareció, lo que fue un palo duro para mí. 

Yo ya tenía todo planeado para viajar y en mi ciudad ya había perdido seis meses de mis estudios, así que me fui a vivir a Buenos Aires. Emilio Forcher me ofreció, entonces, la posibilidad de trabajar en su fábrica de palas y de entrenar en un club bonaerense. Y fue ese año cuando quedé número uno de Argentina jugando con Marcelo Pérez. 

En 2002, vuelves a competir y ganas un torneo en Brasil. Y, a raíz de esa victoria, te ofrecen nuevamente un trabajo como profesor en un club de pádel en la ciudad brasileña de Pelotas, ¿cómo te fue y qué te permitió esta oportunidad laboral?

M. L. En 2001 y a raíz de ser la pareja argentina número uno, me invitaron a disputar en Brasil un torneo en el que jugaban las primeras parejas de Sudamérica. Finalizado el torneo, que fue increíble en todos los sentidos porque parecía que había jugado en Brasil durante años, el dueño de un club brasileño me ofreció trabajo en la ciudad de Pelotas, en el estado de Río Grande del Sur, y en 2002, ahí que me fui y empecé a trabajar 

Daba 8, 9 o 10 horas de clase cada día y entrenaba a varios jugadores que actualmente también son profesionales. Fueron cuatro años maravillosos. Competí, fui número esos años y, también, trabajé mucho. Y, la verdad, disfruté un montón de Brasil y de la gente. En fin, guardo grandes recuerdos de esos años, de los más lindos que he vivido.

Y, ya en diciembre de 2020, lanzas tu canal de YouTube, en el que entre otras cosas, cuelgas vídeos educativos para que los/as aficionados/as aprendan los mejores trucos de un profesional, ¿cómo valoras esta experiencia?

M. L. Fue una idea de NOX. Empecé colgando un par de vídeos de golpes, que creo gustaron mucho a la gente. Y nada, yo encantado de poder aportar mi granito de arena para que el jugador o jugadora de cualquier categoría pueda mejorar un poquito más. 

Por mi parte, siempre que me digan y pueda aportar algo, ahí estaré. Aunque cada día todos y todas lo hacen mejor, tanto, que yo mismo he de ir evolucionando.

Hablando de lo que nos toca más directamente y desde el punto de vista formativo, ¿qué crees que los Challenger aportan a los jóvenes jugadores?

M. L. Creo que los Challenger son unos torneos muy lindos, muy bien organizados. Son ‘mini World Padel Tour’. Desde luego, los que tuve la oportunidad de jugar este año estaban, cada vez, mejor organizados. 

Y creo que a los jóvenes jugadores, y más que nada a los que están subiendo posiciones en el ranking, ganar puntos, ganar partidos y ganar experiencia todo les sirve para poder ganar confianza, porque en World Padel Tour el nivel está muy muy alto. Y el hecho de que en los Challenger no jueguen las seis primeras parejas, hace que todos los demás tengan posibilidades de poder llegar a jugar cuadro y ganarlo. 

Los jóvenes, hoy en día, están jugando cada vez a mayor nivel, está todo muy parejo y cualquiera puede ganar un Challenger. En definitiva, son unos torneos muy ricos en todos los sentidos.

Para acabar y después de pasar unos días en la Academia de Rafa Nadal, ¿para cuándo la Miguel Lamperti Academy?

M. L. Nunca había visto en una academia como la de Rafa Nadal. Quedé totalmente impactado. Creo que cualquier deportista tiene que ir un día a conocerla, porque me pareció impresionante en todos los aspectos. Cada metro estaba bien utilizado y la organización es perfecta. Además, tuve la suerte de visitar el museo y ver el espectacular vídeo que se proyecta en la sala de trofeos y que creo todos deberíamos verlo. 

Respecto a lo de la Academia de Miguel Lamperti, bueno, hay opciones de que se dé, pero quiero organizarlo bien. Ahora mismo, todavía tengo la cabeza muy metida en competir este año y el que viene. Y después, ya habrá tiempo para pensar en ello.   

Sin duda, es una de mis ideas o proyectos futuros principales. ¡Vamos a ver si lo llevamos a cabo!

¿Podemos empezar a llamarte ‘Profe’ Lamperti o sigues prefiriendo ‘Carisma’ Lamperti?

M. L. Yo prefiero que me sigan llamando ‘Miguelito’ o Miguel. ’Carisma’ también me gusta. 

Por el momento, lo de ’profe’ no. Hacia eso voy. Creo que es lo más seguro, porque llevo en el alma intentar dedicarme a la formación, después de que deje de lado la competencia profesional. Desde que empecé, hubo un montón de personas que me ayudaron y, días después de que termine, me gustaría transmitir toda esa experiencia y todos esos años de pádel a los jóvenes fenómenos que hay hoy en día compitiendo. 

Pero me gusta que me llamen ‘Miguelito’.

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